Cada año nuevo nos marcamos unos propósitos bienintencionados porque en el fondo de nuestro corazón tenemos la creencia de que estas son sabias decisiones. Por ello, en enero resolvemos, por ejemplo, inscribirnos en el gimnasio y matricularnos en clases de inglés o de mandarín. Esa disposición para arrancar con una nueva actividad o un nuevo hábito es lo que se denomina motivación de elección (Dörnyei y Otto, 1998). Presentamos, así, el primero de los términos clave que usaremos a lo largo de este seminario, motivación, palabra que más o menos intuitivamente podemos interpretar.
Sin embargo, lo (más) difícil no es arrancar la marcha ‒porque tenemos esa ilusión inicial‒, sino mantenernos firmes en nuestra intención, esto es, conservar el compromiso (o engagement). Esto se debe a que son diversas las dificultades que encontramos y múltiples también los factores que condicionan nuestro potencial logro. De hecho, de entre todas las variables ‒internas y externas‒ que confluyen y condicionan el desarrollo y el éxito del aprendizaje es posible listar, entre otras, las variables cognitivas, sociales, culturales, afectivas y motivacionales.
Cada una de dichas variables engloban rasgos por los que difieren las personas, por ello, se trabaja en los estudios de investigación considerando un constructo llamado variables individuales. Veamos un ejemplo: ¿Quién no ha escuchado a algún profesor decir que ha hecho una clase estupenda, pero que no todo el mundo ha entendido lo que esperaba o que los alumnos comprendían los conceptos de un modo insospechado? ¿Cómo podemos explicar que ante el mismo estímulo no todas las personas respondan o lo procesen igual? Pues bien, si no aceptamos que lo que tenemos delante son, en efecto, individuos con sus particularidades personales, no podemos hacerlo. Esto parece una obviedad, sin embargo, muchos métodos de enseñanza de idiomas lo soslayaron durante décadas al vender “recetas” infalibles que podían funcionar para “todos”. Sin embargo, la realidad era más tozuda y pronto se vio que las fórmulas mágicas no tenían el éxito pregonado, o no para todas las personas, o no en todos los contextos. Ahí es donde radica el gran cambio de la investigación pedagógica de la segunda mitad del siglo XX: entender que la individualización de la enseñanza es un paso necesario para mejorar su calidad y garantizar un mayor éxito.
No obstante, cuando mencionamos las variables individuales en el aprendizaje de lenguas a veces nos resulta más difícil entender de qué estamos hablando. En cuanto a los factores cognitivos, la memoria o la facilidad para aprender idiomas condicionan la respuesta de los estudiantes. Con respecto a los factores sociales y culturales, el tener cargas familiares o más o menos tiempo disponible, o sentirse más o menos integrado en una sociedad/un grupo pueden favorecer un mayor interés o una peor experiencia. En cuanto a la motivación, si las experiencias de aprendizaje son positivas se mantiene el hábito o la actividad y, si no, hay muchas posibilidades de que las clases se abandonen por aburrimiento, frustración, desmoralización, etc. De hecho, entre los factores más desmotivadores para no continuar un curso o no seguir aprendiendo un idioma destacan las experiencias de fracaso pasadas (Kikuchi, 2015). Sobreponerse a ellas implica un nivel de resiliencia (Nguyen, Stanley, Stanley y Wang, 2015; Ergün y Dewaele, 2021) que no todo el mundo tiene.
Por ello, este seminario quiere acercar al profesorado de idiomas (1) un marco teórico sobre las variables individuales, (2) información científica al respecto y (3) consejos prácticos de cómo una buena docencia debe considerar la individualidad del alumnado.
María Méndez Santos es Licenciada en Filología Hispánica y doctora en Lengua española por la Universidade de Vigo. Posteriormente se especializó en la lingüística aplicada a la enseñanza de lenguas. Ha ejercido como docente en universidades de Armenia, Rumanía, Ucrania, Japón y España. Asimismo, ha sido profesora invitada en instituciones de Islandia, Irán, Austria, Malasia, Lituania, Uzbekistán y Francia. Sus líneas de investigación se centran principalmente en la morfología del español, la sociolingüística y la enseñanza de idiomas. Ha impartido más de 70 conferencias y seminarios y ha publicado más de 60 trabajos entre libros, capítulos de libros, artículos y manuales. Su último libro se llama La desmotivación en el aula de lenguas adicionales: Investigación, teoría y práctica (Arco/Libros, 2024).
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